Mostrando entradas con la etiqueta alimentación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alimentación. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de octubre de 2025

🌾Risotto vegano y funcional de pera, nabo y arroz integral

 Por Rafa Martín Aguilera  (Mirecuperaciónnatural)

Un plato regenerativo inspirado en el otoño y la Medicina Tradicional China

En el  taller ¿Cómo va tu OTOÑO?/ por un otoño SALUDABLE que dinamizo, incido en que el otoño nos invita a volver hacia dentro: a templar el cuerpo, cuidar la digestión y fortalecer la energía vital que sostiene el sistema inmunitario. Para muchas personas, la cocina se nos convierte en un espacio de medicina suave, donde cada ingrediente puede actuar como puente entre el alimento y la emoción.

El Risotto vegano y funcional de pera, nabo y arroz integral surge de esa mirada: una receta cálida, equilibrada y sencilla, que honra los principios de la Medicina Tradicional China (MTC) y el ritmo estacional del elemento Metal, relacionado con los pulmones y el intestino grueso.

La energía del otoño: nutrir el Metal

Según la MTC, el otoño es tiempo de pulmones y piel, de melancolía y depuración, de soltar y purificar. Y, los alimentos más adecuados son aquellos que humidifican, abren la respiración, tonifican pulmones, entre otros, la pera, el rábano blanco, la cebolla, las almendras y el arroz integral, y, fortalecen la energía defensiva (Wei Qi). Para profundizar leer el artículo de este blog: 

Elaboración
1. Sofrito base.
En una cazuela amplia, calienta el aceite de coco y sofríe la cebolla con una pizca de sal
hasta que quede transparente. Añade el ajo y rehoga brevemente sin que se dore.
2. Añadir el arroz.
Incorpora el arroz escurrido, remueve durante 2–3 minutos para nacararlo y permitir que
absorba los aromas.
3. Cocción.
Agrega el caldo vegetal caliente, un cucharón cada vez, removiendo con frecuencia.
Mantén el fuego medio-bajo.
El arroz integral requerirá 35–40 minutos de cocción hasta quedar tierno pero con el
grano entero.
4. Salteado de nabo y pera.
En una sartén aparte, dora el nabo con unas gotas de aceite hasta que empiece a
caramelizar. Añade la pera y deja que ambos se doren ligeramente.
Este paso intensifica el contraste dulce-terroso.
5. Integración final.
Cuando el arroz esté casi en su punto, incorpora la mezcla de pera y nabo.
Añade la levadura nutricional y el miso diluido, removiendo fuera del fuego para
conservar sus propiedades enzimáticas.
6. Rectificar y servir.
Ajusta sal y pimienta, decora con hierbas frescas y semillas de cáñamo o sésamo.

En esta receta, cada ingrediente cumple una función energética precisa:

Ingrediente

Energía según MTC

Función principal

Pera

Fresca y dulce

Humidifica pulmones y garganta, calma la sequedad otoñal.

Nabo

Neutra y ligeramente picante

Disuelve mucosidades, estimula la digestión y depura el Qi del pulmón.

Arroz integral

Dulce y neutro

Fortalece el bazo y la energía base; estabiliza el ánimo.

Ajo y cebolla

Picantes y cálidas

Promueven la circulación del Qi y previenen la estasis.

Aceite de coco y miso blanco

Suaves y armonizantes

Aportan grasa estable y flora beneficiosa, favoreciendo el equilibrio intestinal.

El resultado es un plato que hidrata desde dentro, fortalece el sistema respiratorio y armoniza el estado emocional, acompañando el proceso natural de interiorización que caracteriza al otoño.

Cocina funcional y conciencia corporal

Desde la visión contemporánea de la cocina regenerativa, este risotto combina nutrición integral y fisiología emocional.
Su composición logra un balance entre:

  • Macronutrientes de liberación lenta, gracias al arroz integral.

  • Fibra prebiótica natural, presente en el nabo y la pera.

  • Fermentos beneficiosos, a través del miso blanco.

  • Umami vegetal, aportado por la levadura nutricional, que sustituye al queso tradicional sin perder complejidad sensorial.

Este plato no sólo alimenta el cuerpo: invita a una experiencia de presencia y cuidado, donde cocinar y comer se convierten en un acto de meditación activa.

Una receta para reconectar

En un mundo acelerado, volver a cocinar con tiempo y atención es una forma de resistencia. El Risotto vegano y funcional de pera, nabo y arroz integral representa una síntesis entre nutrición, arte culinario y sabiduría estacional: una propuesta sencilla y profunda para quienes buscan alimentar la energía vital (Qi) con coherencia, respeto y belleza.

Descarga el dossier completo

Si deseas conocer todos los detalles técnicos (ingredientes, proceso, análisis nutricional y ficha académica completa) puedes descargar el dossier en formato PDF, donde se incluye la versión académica y la ficha de elaboración profesional.

👉 Descargar el dossier completo en PDF

viernes, 5 de septiembre de 2025

El eje microbiota-intestino-cerebro: La nueva frontera en la salud mental y física


Por Rafa Martín, septiembre de 2025

Durante mucho tiempo, se pensó que el cerebro era el único director de nuestras emociones, comportamientos y funciones corporales. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una visión más compleja: el cuerpo humano funciona como una red profundamente interconectada donde el intestino, y los billones de microorganismos que habitan en él,  juegan un papel protagonista. Esta relación se conoce como el eje microbiota-intestino-cerebro, y entenderla puede revolucionar cómo prevenimos y tratamos enfermedades tanto físicas como mentales.

¿Qué es el eje microbiota-intestino-cerebro?

Se trata de una red de comunicación bidireccional que conecta el sistema digestivo, el sistema nervioso y el sistema inmunológico, teniendo a la microbiota intestinal como intermediario clave. Esta microbiota está compuesta por bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que conviven en equilibrio en nuestro tracto digestivo.

Estos microbios no solo ayudan a digerir alimentos. También producen sustancias como neurotransmisores (serotonina, GABA), regulan la inflamación, modulan el sistema inmune y comunican directamente con el cerebro a través del nervio vago y otras vías neuroquímicas.

¿Por qué es importante?

La investigación ha demostrado que una microbiota saludable está asociada con un cerebro saludable. Por el contrario, un desequilibrio en la microbiota (disbiosis) se ha vinculado con diversas condiciones:

  • Trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad

  • Trastornos del neurodesarrollo como el autismo

  • Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson

  • Alteraciones digestivas como el síndrome de intestino irritable

Esto significa que nuestros pensamientos y emociones no solo “viven” en el cerebro: también tienen raíces profundas en el intestino.

¿Cómo se comunican el intestino y el cerebro?

El eje microbiota-intestino-cerebro utiliza varias rutas:

  1. Inmunológica: La microbiota modula la respuesta del sistema inmune, lo cual puede generar o reducir neuroinflamación.

  2. Neural: Especialmente a través del nervio vago, que actúa como una “autopista” directa entre el intestino y el cerebro.

  3. Endocrina y metabólica: Algunas bacterias producen hormonas y ácidos grasos de cadena corta que influyen en el estado de ánimo, la memoria y la conducta.

¿Cómo podemos cuidar este eje?

La buena noticia es que podemos intervenir positivamente en este eje a través de hábitos cotidianos:

  • Consumir alimentos ricos en fibra (frutas, verduras, legumbres)

  • Incluir alimentos fermentados (kéfir, yogur, chucrut)

  • Evitar ultraprocesados, azúcares refinados y antibióticos innecesarios

  • Practicar técnicas de gestión del estrés, como la respiración consciente y el ejercicio físico

  • Dormir bien y mantener una vida social activa

También se están investigando estrategias como probióticos, prebióticos y trasplantes de microbiota fecal como terapias potenciales para tratar desde depresión hasta deterioro cognitivo.

Un enfoque integrador

Cada vez más evidencia científica respalda que la salud mental y física deben abordarse desde un enfoque integrador y multidisciplinario. El eje microbiota-intestino-cerebro es un puente entre lo fisiológico y lo emocional, entre lo digestivo y lo neurológico.

Comprender este vínculo no solo nos da herramientas para tratar enfermedades, sino también para promover un bienestar profundo y sostenible.

Este texto se ha realizado a partir del artículo de Kenneth J. et al.; "The gut microbiota-immune-brain axis: Therapeutic implications" (https://doi.org/10.1016/j.xcrm.2025.101982)


jueves, 10 de julio de 2025

Nutrición profunda con un caldo de huesos

 

Si te digo que hay un alimento que puede cuidar tus articulaciones, tu piel, tu intestino y hasta tu estado de ánimo, probablemente pensarás que se trata de algún superalimento moderno. Pero no. Hablamos del humilde y poderoso caldo de huesos, ese que hacían nuestras abuelas con paciencia infinita y que ahora la ciencia empieza a redescubrir. No solo queremos reivindicarlo, sino explicarte por qué debería volver a formar parte de tu cocina con todos los honores.

El caldo de huesos es una preparación milenaria que consiste en cocer durante muchas horas huesos de pollo, vaca, cordero o pescado con agua, vinagre y, si se desea, algunas verduras y hierbas aromáticas. El vinagre ayuda a extraer minerales y colágeno de los huesos. El resultado es un líquido denso, sabroso y repleto de nutrientes: una especie de elixir ancestral.

Lo que dice la ciencia: evidencias y promesas

Hasta hace poco, hablar del caldo de huesos sonaba a remedio de la abuela. Pero cada vez hay más estudios que respaldan lo que ellas ya sabían. Vamos por partes:

Colágeno y articulaciones

Uno de los principales componentes del caldo de huesos es el colágeno, una proteína estructural esencial que forma parte de nuestros tejidos conectivos: piel, tendones, ligamentos, cartílagos... A medida que envejecemos, producimos menos colágeno, lo que se traduce en arrugas, flacidez y molestias articulares. Varios estudios han mostrado que el consumo de colágeno hidrolizado puede mejorar la elasticidad de la piel y reducir el dolor articular, especialmente en personas con artrosis o deportistas con desgaste.

Glicina y sueño reparador

La glicina, un aminoácido presente en abundancia en el caldo, está relacionada con una mejor calidad del sueño. Algunos estudios muestran que tomar glicina antes de dormir ayuda a conciliar el sueño más rápidamente, mejora la fase de sueño profundo y reduce la somnolencia durante el día siguiente. Esto podría deberse a su efecto modulador sobre la temperatura corporal y su influencia calmante sobre el sistema nervioso.

Barrera intestinal y microbiota

La gelatina que se forma al enfriar (si te queda tipo flan, enhorabuena, lo hiciste bien) está compuesta por colágeno desnaturalizado, y parece tener un efecto beneficioso sobre la mucosa intestinal. En personas con permeabilidad intestinal (lo que popularmente se llama “intestino permeable”), ayuda a reparar esa barrera, reduciendo la inflamación y mejorando la absorción de nutrientes.

También podría contribuir a una microbiota intestinal más equilibrada, al ofrecer un medio propicio para las bacterias beneficiosas y calmar el ambiente inflamatorio que favorece a las perjudiciales.

Minerales y electrolitos

El caldo de huesos bien hecho contiene calcio, magnesio, fósforo, potasio y sodio, entre otros. Estos minerales son fundamentales para la salud ósea, muscular y nerviosa, y en el caldo se encuentran en una forma muy biodisponible, es decir, que el cuerpo los puede absorber y utilizar con facilidad.

Glucosamina y condroitina

Dos sustancias clásicas en los suplementos para la artrosis están naturalmente presentes en el caldo de huesos: la glucosamina y la condroitina. Ambas ayudan a mantener el cartílago articular y podrían aliviar el dolor y mejorar la función en personas con artrosis leve a moderada. Aunque los resultados de los estudios son dispares, muchas personas refieren beneficios tras consumirlos de forma continuada.

Desde la medicina tradicional china (y otras tradiciones)

En la Medicina Tradicional China, el caldo de huesos tiene un significado profundo. Se considera un tónico del Jing, la esencia vital que reside en los riñones, y que está íntimamente relacionada con la longevidad y la energía vital. En este sistema, los huesos, la médula y el Jing forman una unidad. Consumir caldo de huesos refuerza esta tríada, nutriendo el cuerpo desde sus cimientos. También tonifica el Bazo, órgano encargado de transformar los nutrientes en energía y sangre (Qi y Xue), lo que lo convierte en un alimento ideal para personas con debilidad, cansancio crónico o en recuperación. Al ser cálido y denso, ayuda a equilibrar el Frío interno, y es especialmente beneficioso para ancianos, mujeres en postparto y niños en crecimiento.

En muchas culturas, los caldos han sido símbolos de cuidado y recuperación: desde las sopas chinas hasta los broths anglosajones o el consomé latinoamericano. No es casualidad. A nivel energético, este caldo activa el chakra raíz y el sacro, los centros energéticos vinculados a la seguridad, la conexión con la tierra y la vitalidad física.

Prepararlo es sencillo, pero requiere tiempo. Solo necesitas huesos de calidad, vinagre, verduras y hierbas, y dejarlo cocer a fuego lento entre 12 y 48 horas. Su uso es versátil: se puede tomar solo, como base de sopas o incluso en cubitos congelados para enriquecer cualquier plato.

En definitiva, el caldo de huesos es mucho más que una moda. Es una medicina ancestral respaldada por la ciencia, que nutre cuerpo, mente y espíritu. Volver a preparaciones como esta no solo mejora la salud, también nos conecta con un ritmo de vida más consciente, donde lo bueno se cuece a fuego lento. Comer un alimento así de denso, cálido y profundamente nutritivo es una forma de volver a casa. De anclarse. De escuchar al cuerpo cuando pide algo más que lechuga y batidos verdes.

Caldo de huesos: ingredientes y preparación tradicional (versión española)

Ingredientes comunes en España

  • 1-2 kg de huesos: de ternera (rodilla, rabo, caña), de pollo (carcasa, cuello, patas) o mezcla. Mejor si son de origen ecológico o de animales criados en libertad.
  • 2 cucharadas de vinagre de manzana: ayuda a extraer los minerales del hueso.
  • 1 cebolla: pelada y partida por la mitad.
  • 2 zanahorias: peladas y cortadas en trozos grandes.
  • 2 ramas de apio (opcional, sustituible por puerro si no se encuentra).
  • 1 puerro: limpio y troceado.
  • Hierbas aromáticas: laurel, tomillo y perejil.
  • Sal marina: al gusto, preferiblemente al final de la cocción.
  • Agua: suficiente para cubrir los ingredientes (4-5 litros aprox.).

 

reparación paso a paso

  1. Preparación inicial:
    • Coloca los huesos en una olla grande y cúbrelos con agua fría.
    • Añade el vinagre de manzana y deja reposar durante 30 minutos. Esto ayuda a liberar el colágeno y minerales.
  2. Agregar vegetales y hierbas:
    • Incorpora la cebolla, zanahoria, puerro y apio (si usas), junto con las hierbas aromáticas.
  3. Cocción lenta:
    • Lleva todo a ebullición y luego baja el fuego al mínimo para mantener un hervor muy suave.
    • Retira la espuma que se forme en la superficie con una espumadera durante los primeros 30-60 minutos.
  4. Tiempo de cocción:
    • Cocina a fuego bajo entre 12 y 24 horas. Cuanto más tiempo, más denso y nutritivo será el caldo.
    • Si usas una olla a presión, con 3-4 horas es suficiente.
  5. Filtrado y conservación:
    • Una vez terminado, cuela el caldo con un colador fino.
    • Déjalo enfriar. Al refrigerarse, debería formarse una capa de gelatina (buena señal de colágeno).
    • Guarda en la nevera hasta 5 días o congela en porciones (incluso en cubiteras para usos pequeños).