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viernes, 5 de septiembre de 2025

El eje microbiota-intestino-cerebro: La nueva frontera en la salud mental y física


Por Rafa Martín, septiembre de 2025

Durante mucho tiempo, se pensó que el cerebro era el único director de nuestras emociones, comportamientos y funciones corporales. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una visión más compleja: el cuerpo humano funciona como una red profundamente interconectada donde el intestino, y los billones de microorganismos que habitan en él,  juegan un papel protagonista. Esta relación se conoce como el eje microbiota-intestino-cerebro, y entenderla puede revolucionar cómo prevenimos y tratamos enfermedades tanto físicas como mentales.

¿Qué es el eje microbiota-intestino-cerebro?

Se trata de una red de comunicación bidireccional que conecta el sistema digestivo, el sistema nervioso y el sistema inmunológico, teniendo a la microbiota intestinal como intermediario clave. Esta microbiota está compuesta por bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que conviven en equilibrio en nuestro tracto digestivo.

Estos microbios no solo ayudan a digerir alimentos. También producen sustancias como neurotransmisores (serotonina, GABA), regulan la inflamación, modulan el sistema inmune y comunican directamente con el cerebro a través del nervio vago y otras vías neuroquímicas.

¿Por qué es importante?

La investigación ha demostrado que una microbiota saludable está asociada con un cerebro saludable. Por el contrario, un desequilibrio en la microbiota (disbiosis) se ha vinculado con diversas condiciones:

  • Trastornos del estado de ánimo como depresión y ansiedad

  • Trastornos del neurodesarrollo como el autismo

  • Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson

  • Alteraciones digestivas como el síndrome de intestino irritable

Esto significa que nuestros pensamientos y emociones no solo “viven” en el cerebro: también tienen raíces profundas en el intestino.

¿Cómo se comunican el intestino y el cerebro?

El eje microbiota-intestino-cerebro utiliza varias rutas:

  1. Inmunológica: La microbiota modula la respuesta del sistema inmune, lo cual puede generar o reducir neuroinflamación.

  2. Neural: Especialmente a través del nervio vago, que actúa como una “autopista” directa entre el intestino y el cerebro.

  3. Endocrina y metabólica: Algunas bacterias producen hormonas y ácidos grasos de cadena corta que influyen en el estado de ánimo, la memoria y la conducta.

¿Cómo podemos cuidar este eje?

La buena noticia es que podemos intervenir positivamente en este eje a través de hábitos cotidianos:

  • Consumir alimentos ricos en fibra (frutas, verduras, legumbres)

  • Incluir alimentos fermentados (kéfir, yogur, chucrut)

  • Evitar ultraprocesados, azúcares refinados y antibióticos innecesarios

  • Practicar técnicas de gestión del estrés, como la respiración consciente y el ejercicio físico

  • Dormir bien y mantener una vida social activa

También se están investigando estrategias como probióticos, prebióticos y trasplantes de microbiota fecal como terapias potenciales para tratar desde depresión hasta deterioro cognitivo.

Un enfoque integrador

Cada vez más evidencia científica respalda que la salud mental y física deben abordarse desde un enfoque integrador y multidisciplinario. El eje microbiota-intestino-cerebro es un puente entre lo fisiológico y lo emocional, entre lo digestivo y lo neurológico.

Comprender este vínculo no solo nos da herramientas para tratar enfermedades, sino también para promover un bienestar profundo y sostenible.

Este texto se ha realizado a partir del artículo de Kenneth J. et al.; "The gut microbiota-immune-brain axis: Therapeutic implications" (https://doi.org/10.1016/j.xcrm.2025.101982)